A la ciudad le arrancaron los ojos
A la ciudad le arrancaron los ojos
y los bienamados agitan por los
bares sus cucharitas de aire.
Nadie nos conoce a nadie conocemos
Fugitivos muertos que caminan por
México nos piden yerba La Hoja
o estampitas de Ceferino Namuncurá.
Los que vagan por España,
fallecidos que su pudren como las
princesas rusas en el París del 20
¿Pero y los que no están no están?
¿Los desaparecidos desaparecidos?
¿Los muertos dendeveras?
¿Los que no piden discos de Gardel
porque los bichos les comieron la música
ni sufren en dólares porque no
sufren más?
Temo por ellos algo más pulguiento
que la muerte
más pior que los estrujamientos de
los huesos
más griposo que desguazarse en los
zanjones
o en las aguas puercas del Río de la
Plata
algo más feo puede pasarles todavía
olvido desgraciado
Nuestros cuerpos arden en la noche
como animales dorados.
La inteligencia es una espada
que cela en la oscuridad.
José Luis Mangieri
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